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Profesoras en Lenceria sexy

La vida sexual es un reto, en la adolescencia se sueña con las fantasias eroticas con la profesora y en la madurez la mirada se desvia hacia las colegialas universitarias con sus carnes tersas e informales.

¿Quien no ha tenido una fantasia sexual con su profesora en lenceria sexy?

A los 11 años nace, en consonancia con el vello y los granos, la primera fantasía erótica.
Si su dueño es de los más precoces del barrio, probablemente esta vea la luz mucho antes, en tercer curso, pensando en las piernas de la profesora, extremidades largas, firmes y de muslos torneados con ropa de lenceria sexy para saciar la curiosidad adolescente.
Sin embargo, algo que parece una anécdota no lo es.
Dejar de imaginar hadas para soñar situaciones sexuales tiene varias funciones psicológicas.
Esas primeras fantasías sexuales son la válvula de escape a tensiones hormonales y mentales (estrés, frustración...).
Las fantasías sexuales nos acompañan durante toda la vida adulta, pero se van "tomando cada año más días libres".
Así lo ha corroborado la gran mayoría de las investigaciones.

Ya en 1973, Cameron y Biber, en su estudio sobre la evolución de los pensamientos intimos sexuales, comprobaron que el uso de la imaginación y fantasias sexuales como "órgano sexual" descendía de un 52% de varones entre 14 y 25 años a un 19% en varones entre 56 y 64 años.
Esta tendencia al "gatillazo" de la fantasía sexual también se dio en la encuesta
Proyecto Tabú, en la que un 73% de los hombres de 18 a 29 afirmaba tener fantasías sexuales y haber imaginado a su profesora con ropa erotica y lenceria sexy, frente al 59% de los mayores de 60 años.
Al parecer, en cuestión de fantasear sí pesan los años: problemas de salud, la menopausia en la mujer, el descenso del deseo sexual y el livido junto a factores ambientales (estrés, falta de tiempo, jornadas laborales maratonianas...).

Todo esto componen la fórmula para aniquilar nuestro potencial para fantasear.
Por eso es tan importante para la salud de la vida sexual el fomentar las fantasias sexuales sanas y la lenceria sexy ayuda sin lugar a duda a este proposito.
En la infancia es cuando mas imaginacion y fantasias se tienen por eso la pubertad es donde se transforman en sexuales siendo la profesora la candidata mayor para poder imaginar sus partes ocultas y enseñandonos solo a nosotros sus lencerias sexy.
Pero en este cuadro tan deprimente no está todo perdido.
Lo cierto es que las últimas corrientes en psicología de la tercera edad aseguran que ni el sexo ni el amor mueren con los años.
Starr y Weiner, en su estudio sobre el sexo y la sexualidad en la madurez, aseguraron que el 74% de los encuestados entre 80 y 91 años afirmaba que el sexo era comparable al de la juventud, o incluso mejor.
Si el deseo sexual y el placer se mantienen vivos a los 80, las fantasías que no necesitan un funcionamiento perfecto de la maquinaria pueden ser tan inmortales como la imaginación.

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