El portón de la sensatez
Artículo de opinión Por Mi España
Una bella historia que explica las consecuencias de nuestros malos actos y las heridas que están dejando en España por la irresponsabilidad del enfrentamiento de todos los españoles, de unos y otros.
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Artículos de opinión
Juan Vte. Santacreu - 20/9/2015 - Hace ya algún tiempo, en un momento indeterminado del futuro llegó por la comarca de la Cerdaña –una de las zonas más independentistas de Cataluña- el gran maestro tibetano Tathagata procedente del Himalaya, un sabio respetado por todos los países y culturas por sus equitativas reflexiones. Aprovechándose de su estancia por la zona, un grupo de ciudadanos del pueblo de Das liderados por Carles Bonell, independentistas todos ellos, concertaron un encuentro con el Maestro Budista para pedirle su apoyo a favor sus pretensiones separatistas.
El gran maestro accedió a recibirlos en la casa de campo donde se alojaba –Cal Morbotó- y tras escuchar sus peticiones, este accedió a apoyar su separatismo del resto de España pero a cambio deberían ser totalmente honestos con la misión que les iba a encomendar.
Debéis, dijo el maestro, clavar un clavo en el viejo portón que hay en la entrada del pueblo por cada cosa que no os guste del resto de España, o por cada actuación que percibáis como agresión hacia vosotros del resto de españoles y cuando el portón esté lleno de clavos, venid y hablaremos.
Y así lo hicieron, clavaron clavos porque España les roba, porque… yo no sé muy bien por qué, pero llenaron el portón de clavos.
No pasó ni una semana y los aldeanos se reunieron de nuevo con el Maestro Tathagata para comunicarle que el portón estaba lleno de clavos, es más, no cabía ni uno más. El Maestro les contestó, está muy bien, lo habéis hecho con celeridad y diligencia, ahora con la misma honestidad que los habéis clavado, id y arrancad un clavo por cada cosa buena que percibáis del resto de españoles.
Y así lo hicieron, desclavaron clavos porque España es el mejor cliente comercial que tiene Cataluña, porque es mejor estar juntos que separados, porque juntos sumamos, por ser más fuertes respecto a Europa, etc. Y así lenta e inexorablemente fueron desapareciendo todos los clavos.
Una vez el portón estuvo limpio se reunieron con el Maestro para comunicarle que no habían conseguido dejar ni un solo clavo, a lo que el sabio les respondió: vuestra honestidad ha prevalecido por encima de vuestros deseos, habéis actuado con la mente y la sabiduría y no con el corazón, ahora sabéis que es mejor estar unidos que separados y no habrán clavos entre vosotros y el resto de españoles pero no obstante las heridas astillosas que han dejado los clavos en la madera se quedarán para siempre.
Así lo viví y así lo cuento.
Y aunque esta historia ocurrió entre españoles, por mal que les pese a algunos, la puedes aplicar a cualquier aspecto de tu vida, incluso entre tu familia.
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